Víctor Codina: "Toribio, un cardenal que huele a oveja y a mina"
24/05/2018El Papa Francisco, el día de Pentecostés nombró 14 nuevos cardenales, muchos de ellos de lugares periféricos. Entre ellos a Toribio Ticona, un obispo boliviano emérito de una jurisdicción campesina y pobre, que antes de ser obispo fue campesino, lustrabotas, minero, albañil y vendedor de periódicos.
Muchos seguramente habrán quedado sorprendidos con este nombramiento que rompe la imagen tradicional de cardenales príncipes de la Iglesia, miembros de familias nobles y obispos de grandes capitales mundiales. Toribio responde a otra imagen, la del pastor pobre y sencillo, siempre cercano al pueblo campesino y minero.
Varias veces he coincidido con él y recuerdo especialmente una ocasión en la que me invitó a un encuentro de Comunidades Eclesiales de Base en el distrito minero de Siglo XX. Toribio era el que servía a mesa.
Este nombramiento no es casual, responde a la inquietud de Francisco de reformar la Iglesia, de volver a una Iglesia pobre y de los pobres, una Iglesia que salga a las periferias y sea un hospital de campaña, donde los pastores no sean capataces ni señores feudales, sino servidores que huelan a oveja, que rompan el clericalismo recalcitrante y edifiquen una Iglesia Pueblo de Dios.
Esta designación es también una crítica a una sociedad que construye muros para defenderse de los migrantes pobres y en la que el representante del país más poderoso llamó “animales” a los migrantes extranjeros, un mundo, en el que se valora la riqueza, el consumo, el prestigio y el poder, y que se evade con el “pan y circo” de bodas principescas y campeonatos deportivos espectaculares.
Frente a este mundo falso e injusto, el nombramiento de Toribio significa que hay otros valores más importantes en la vida, como la honradez, el trabajo, la sencillez, la justicia y la solidaridad con los pobres.
En última instancia, este nombramiento nos recuerda el evangelio de Jesús, que vino no a ser servido sino a servir, lavó los pies a sus discípulos y dijo que los más importantes en el Reino de Dios son los pequeños y los pobres.
Victor Codina, S.J.
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