Sabino, el jesuita de la sonrisa, del entusiasmo y el servicio
18/08/2020El domingo 16 de agosto a la hora que se la conoce como la del Ángelus, nuestro compañero Sabino Colque Cruz, SJ partió a reunirse con el Padre. La enfermedad del covid-19 nos mostró su impacto con la vida de Sabino.
La noticia, inesperada, retumbó en todas nuestras comunidades, obras y apostolados, además de otras instituciones. Condolencias, llamadas y notas para expresar solidaridad para con la familia Colque y la Compañía de Jesús llegaron en abundancia.
Estas muestras de afecto y de dolor por la partida de Sabino, confirman que su vida y servicio siempre fueron de amor al prójimo, de piedad cristiana y de trabajo arduo por el bien común, espiritual y de formación educativa.
Todos recuerdan a Sabino alegre, siempre con una sonrisa para ofrecer. También con entusiasmo, con carisma, con alegría. Algo que perdurará para siempre en los corazones de quienes compartieron o trabajaron con él.
“Siempre llevaremos en nuestros corazones esas bellas, dulces y tiernas enseñanzas que sembró en nosotros. Nos alentó a seguir adelante con una alegría única que nos llevaba a gastar la vida por los demás. ‘Por qué el MEJ es alegría y un mejino tiene que ser alegre y feliz.... esa es la finalidad de todo mejino’", recuerdó Sergio Taborga, un joven que forma parte del Movimiento Juvenil Ignaciano del que Sabino era asesor nacional.
Y es que el trabajo con jóvenes lo realizaba con mucho entusiasmo, característica de su formación especializada en pedagogía. La Universidad de Loyola sintió también su partida, porque Sabino al ser asesor de espiritualidad, supo ganar el afecto de los jóvenes universitarios y guiarlos en sus distintas necesidades.
“La Universidad Loyola ha perdido una gran parte de la formación. Él sabia guiar a los jóvenes en el sentido de la vida, creo que su partida nos deja con un gran hueco que ojalá podamos llenar”, expresó Jorge Liendo.
Compañeros jesuitas también sienten su partida y lo recuerdan ameno, laborioso en sus asuntos, comunicativo, alegre, entregado en sus incontables tandas de Ejercicios Espirituales a grupos de religiosos y religiosas, laicos y laicas.
“Creo que ha sido un modelo de jesuita a admirar por ese origen más humilde de una familia minera, su madre, una santa mujer, que cuidó a su padre por el mal de minas. Sabino tenía las virtudes de su madre”, aseguró Antonio Menacho, SJ.
Antonio Barberán, SJ, luego de conocer la noticia de la muerte de Sabino afirmó “Nunca había sentido tanto dolor y tanta pena ante la muerte de un jesuita, resultaba un hombre sincero, abierto comunicativo. Sabía quién era él y quién era Cristo (…) le doy gracias a Dios por haber conocido a un hombre tan sincero, tan honesto y tan fuera de prejuicios sociales”.
En palabras del P. Provincial Ignacio Suñol, SJ, fue un jesuita apasionado en socializar la espiritualidad de nuestro fundador Ignacio de Loyola; y como la hermana Rocío Palenque nos expresó tras conocer la noticia “Él confiaba plenamente en Dios y ahora ya está gozando de Él.”
“Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí, aunque muera, vivirá; y todo el que todavía está vivo y cree en mí, no morirá jamás. ¿Crees esto?”