Jubileo Sacerdotal: Enrique Jordá, SJ
17/07/2017¿Qué significaron estos 50 años de mi vida?
Un comenzar a vivir algo muy soñado y esperado en el campo del Señor junto con muchos otros compañeros, y contando con que Él me iría llevando adelante allá donde me fuera indicando la obediencia, siempre con su gracia para ir adelante.
¿Cuántos de estos años fueron de apostolado en la Provincia de Bolivia y cómo los viví?
Exactamente son 47 y medio: mi último año de teología y mis dos ausencias por especialización en pastoral y en teología. Tiempos muy cambiantes, momentos duros nacionales, pero en gran amistad y apasionantes búsquedas con tantos compañeros jesuitas, tantas personas incondicionales, tantos rostros queridos que siguen en el corazón.
Mi trabajo pastoral caminó entre formación de jesuitas, docencia en de teología-filosofía-misionología-antropología en ISET y luego en la Facultad de Teología de la UCB, Seminario Mayor Nacional San José de Cochabamba, Parroquias de Potosí, Laja (Altiplano La Paz), Cochabamba (Tiraque más las fin-semaneras de Santiváñez e Itapaya), Beni (San Ignacio de Mojos antiguo Pueblo Misional jesuita de 1689 a 1767), Charagua (Chaco boliviano), Santa Cruz ciudad, Curia Provincial jesuita. Más retiros espirituales, acompañamiento y discernimiento pastoral, talleres regionales y nacionales, artículos y libros en diversos rubros. La búsqueda de interculturación del Evangelio en culturas indígenas ha sido una de mis principales búsquedas, ocupaciones y escritos publicados.
¿Cómo encuentro la Provincia?
Grupo menor de compañeros, en cambio de época, nuevas circunstancias y nuevas posibilidades que vamos discerniendo con esperanza, crecimiento del sentido de cuerpo grande con tantas personas que colaboran en nuestras obras, y seguir intentando en captar y llevar adelante el sueño del Espíritu Santo hacia el futuro. Siempre con esperanza y “soñando sueños” del Espíritu.
¿Qué desafíos encuentran las nuevas generaciones de jesuitas?
Rehacer con esperanza el imaginario inmediato y a mediano plazo como cuerpo apostólico. Seguir confiados queriendo ser fieles Discernir y priorizar obras o modo inédito de llevarlas. Aprovechar al máximo la facilidad actual de comunicación por redes, lanzando puentes, también soñando sueños personales colectivos, multiplicando la gran familia ignaciana, muy atentos a la voz del Señor.
¿Cómo recuerdo mi primera celebración eucarística?
La primera como presbítero fue la de la Ordenación concelebrada con el Obispo y nosotros los 36 compañeros que recibimos el presbiterado. Lo que se llama “la primera misa” la presidí excepcionalmente en el comedor de la casa de mis papás, para que pudiera asistir mi abuelita paterna con sus 93 años y que no salía ya de casa. Me acompañaron varios jesuitas. Fue para mí una gran gracia el poder presidirla en gran sencillez, como tendría que hacerlo tantas veces en lugares andinos, amazónicos y chaqueños. Al día siguiente yo partí hacia Ginebra para suplir un mes al vicario de una parroquia de allá. Y a los cuatro días mi abuelita se fue con el Señor.
El saludo del P. General en mis 50 años de presbiterado. Una carta breve, cordial, familiar, muy cercana y sencilla de saludo, felicitación, agradecimiento por lo que el Señor ha ido haciendo en mi vida y servicio jesuita al pueblo de Dios. Uno siente que aunque estemos dispersos por tantas partes, siempre somos compañeros de una misma comunidad y compartimos alegrías y penas con gran sencillez y corazón.
Festejo de el Jubileo presbiteral de Enrique Jordá en Santa Cruz